Matrix

Todo el mundo ha visto "Matrix", la película donde una monstruosa computadora domina todo el planeta y tiene esclavizada a la raza humana. Esta super-computadora se alimenta de la energía bio-eléctrica que produce el sistema nervioso del hombre pero, lo hace sin que el hombre lo sepa. La humanidad toda está bajo el yugo de esta tiránica máquina, pero permanece ignorante de este acontecimiento y de la existencia misma del artefacto. Los hombres "sueñan que viven" en el mundo tal cuál lo conocemos, pero en realidad se encuentran en un letargo provocado químicamente, y mientras las experiencias empíricas hacen que su cerebro funcione produciendo impulsos eléctricos que sirven de alimento para la computadora, son engañados desde que nacen hasta que mueren. Solo algunos han logrado "despertar" al mundo real, han conocido la verdad y desde ese momento han estado en una guerra continua y sin cuartel en contra del monstruo.
Oye cristiano: ¿Te suena conocido?


Si, la vida real es practicamente igual a "matrix", solo que no hay computadora, sino un enemigo invisible que tiene engañado al mundo desde hace milenios y la humanidad ignora sus maquinaciones y hasta su propia existencia.
El diablo se lleva cada día a cientos de almas consigo. No golpea a tu puerta, la derriba sin que tu te enteres. Su objetivo es destruir, robar y matar y su blanco es la humanidad. Al igual que Dios, él tampoco hace acepción de personas, nos odia a todos por igual. No tiene remordimientos ni siente arrepentimiento. Es como la máquina de la película, frío y sistemático, incansable y efectivo en su trabajo... solo que mil veces peor. Seguramente habrán notado debajo del título de este blog las tres frases que se van alternando cuando entran o refrescan la página. Estas tres frases han marcado mi vida. Muchas veces me siento como Neo, el protagonista de la película, cuando descubre cuál es la verdad. Su primer pensamiento fue "hubiera sido mejor tomar la otra pastilla", para no enfrentar la realidad de la batalla y el verdadero estado en que se encuentra el mundo. Confieso que a veces decaigo y le digo a Dios "Señor, a veces creo que hubiese sido mejor no haberte conocido", y aquí se apodera de mi el mismo sentimiento que tuvo Jeremías cuando quiso alejarse de Dios, harto de las burlas y de la pelea continua contra el diablo. Al rato, Jesús me trae a la mente la segunda frase: "Porque a mis ojos fuiste honorable y yo te amé, daré pues naciones por tu vida y hombres por tu rescate", y termino de rodillas pidiendo perdón. Ser cristiano no es fácil. Cuando te das cuenta que es o blanco o negro, que no hay grises, que estás de un lado o de otro y que no puedes mantenerte al margen, y que una vez que elegiste hay que ponerse el casco y salir a tomar la colina en medio de la metralla del enemigo enfurecido que no te la va a hacer fácil. Todo esto pienso a veces, pero siempre, siempre llega la frase libertadora: Jesús dió su vida por mi. ¿Qué argumentos voy a interponer a esto? ¿Le voy a decir que es muy difícil? ¿Qué dolor le puedo mencionar que El no haya sufrido? ¿Le puedo decir: Lo que ocurre es que a ti no te pasó?
No. No hay excusas. Es difícil ser cristiano, pero la recompensa vale la pena. "No obstante había como un fuego en mi corazón, metido en mis huesos. Traté de sufrirlo y no pude."

Nota: He abierto mi corazón en este artículo porque sé que no debo ser el único que a veces tiene estos sentimientos. Espero que esto los anime a seguir adelante. Los que están al frente sean fortalecidos por el poder del Espiritu Santo, los que están en la retaguardia reciban doble porción de espíritu de oración, los que hayan caido prisioneros serán rescatados, y las naciones conquistadas serán liberadas. Dios va delante nuestro con brazo extendido, ánimo hermanos, la victoria es del Señor!!